Hay veces que recibes textos que te dejan sin palabras. O palabras que te ponen en contexto.
No trabajamos para que nos den una palmadita en la espalda. Pero cuando ves que alguien valorar tu esfuerzo te sientes enormemente satisfecho y agradecido.
A veces son las niños o sus padres quienes nos dirigen estas palabras. El otro día le tocó el turno a un estudiante de medicina que nos escribió:
"Sólo quería mandaros un escrito mío a modo de agradecimiento por toda vuestra dedicación hacia nosotros. No nos hemos sentido tan parte del equipo en ningún otra especialidad.
Creo que sólo vosotros sois capaces de transmitirnos la ilusión hacia la medicina como ningún otro médico.
Yo personalmente he aprendido mucho más que medicina con vuestro equipo, sobre todo de vuestra humanidad y humildad hacia los pacientes y sus familias, que son tan importantes en vuestro entorno.
Gracias a todos los pediatras del equipo por habernos hecho sentir realmente parte del equipo, que no éramos una carga o un factor estresante añadido.
Creo que los pediatras sois algunas de las personas más maravillosas y humildes que he conocido, ya que ante vuestros ojos los pacientes no tienen estatus social, ni diferencias raciales. Ellos sólo pueden llamar vuestra atención mediante su sonrisa y ternura.
Espero que sigáis tan motivados para seguir formando nuevas generaciones de médicos y sobre todo seres humanos".
Querido estudiante:
"Muchas gracias por robar un poco de tu tiempo que podrías dedicar a aprenderte la clasificación de los antiarrítmicos (por ejemplo) para dirigirnos estas palabras. Con este escrito has hecho mucho bien. Nos alegra, y nos motiva para seguir luchando por vuestra formación".
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