Todo blog que se precie debe tener una entrada en torno a la Navidad, para decir que todavía sigue vivo, para desear felicidad a los lectores, para empezar a llevar a cabo los propósitos del nuevo año...
Ya lo he comentado hace mucho, creo: soy de los que hacen propósitos de año nuevo.
Algunos los consigo otros no. Tal vez algunos de los que me fijé eran equivocados, y por eso fueron desvaneciéndose en el intento.
Este año empiezo mal. Porque ya estamos a 3 de enero y todavía ni siquiera me los he fijado.
Alguno de los objetivos que conseguí en 2016 me lo había propuesto, como el de realizar un curso de dibujo. Otros aparecieron sin haberlo premeditado, como el de comenzar un podcast, y otros los comencé pero no llegué a perpetrarlos, como el de leer un libro de liderazgo.
A cambio leí otro interesante libro.
Ya no me hago el propósito de escribir en el blog. Porque veo que en la realidad apenas tengo tiempo (o motivación).
Eso sí, tal vez en la próxima entrada compartiré (si los hago) mis propósitos de año nuevo, aunque solo sea para meterme presión.
Ah, y casi se me olvidaba: feliz Año Nuevo.
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