miércoles, febrero 27, 2008

Primer contacto con la radio

Hoy iba a ir por primera vez a la radio. No es por presumir, pero es uno de los pocos medios de comunicación en los que no he hecho aparición; ya que he estado en unas varias ocasiones en la televisión, he salido en los periódicos, y hasta hace poco salí en el Hola, junto a la Infanta Elena (que nadie se lleve a engaño: siempre he salido de refilón, por pura casualidad). Salvo una vez, que estuve en el Diario de Patricia. No me da vergüenza confesarlo (bueno, un poco). Fui a uno de los primeros programas que emitían. Nos dijeron que era un programa de debate, y allí fuimos mi padre y yo ha hablar sobre las relaciones paternofiliales. Más tarde me di cuenta de que nuestro papel en el programa era el de prototipo de "familia tradicional", hijo de un padre y una madre, que se dedicaba a estudiar y que no se corría juergas con su padre. Supongo que por eso nos llamaron (ya os podéis imaginar lo poco que participamos en el programa, ya que no le veo yo el morbo por ninguna parte a una familia normal, que por otra parte estoy convencido de que son la mayoría).
Bueno, que me enrollo. El caso es que íbamos a ir a Onda Fuenlabrada. Me hacía mucha ilusión. Íbamos un grupo de cuatro, que hemos acabado llamándonos "Cuadrilátero", para una entrevista, como si fuéramos algo (cuando hoy era la primera vez que realmente íbamos a coincidir los cuatro).
Un colega pediatra del hospital, que es escritor, me dijo que iban a recitar poesía, y que querían que alguien tocara música de fondo. Yo acepté de buen grado, aunque un pelín temeroso, ya que entre los cuatro hay uno que aparte de poeta es músico y compositor profesional, y ya me diréis qué pinto yo tocando cuatro acordes chuchurríos a su lado.
Esta mañana, cuando nos dirigíamos al programa ha llamado la presentadora comunicándonos que por un problema técnico no nos iban a poder hacer la entrevista: un pequeño chasco.
De todas formas aprovecho para invitaros a la actuación que daremos el próximo 10 de marzo, a las 19:30 en el café Libertad de Madrid (C/ Libertad, nº 8). Estáis todos invitados.
Y os dejo una melodía que grabé hace poco, que sonará de fondo en una de las poesías, para ir abriendo boca...


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miércoles, febrero 20, 2008

Agente 93/80452

Querido agente 93/80452:
Mira, no te lo tomes a mal, pero yo cuando firmo un informe, aparte de mi número de colegiado, escribo mi nombre completo. Me encantaría dirigirme a ti por tu nombre de pila, pero no puedo, porque en la triste multa que me has puesto sólo consta como referencia, así, fríamente, tu número de agente: 93/80452.
Como probablemente desconozcas las causas que te han llevado a ponerme esta multa sólo quería escribirte para que las supieras. Tal vez algún día se te ocurre escribir en google tu número de agente, y tal vez encuentres esta página. Así podrás leerme e incluso, si te place, contestarme.
Era una fría tarde de enero. Había decidido ir con mi mujer y mis tres hijos a visitar el Árbol de los Deseos del Parque del Retiro. Después de aparcar miré en mi cartera, y sólo tenía monedas de 1 y de 2 euros. Eché un par de monedas de un euro en el "atracador automático", pero por un extraño motivo, que desconozco, estas máquinas no son capaces de dar cambio, así que me conformé con echar un euro.
Tuvimos que esperar unas dos horas de cola para poder entrar en el Árbol de los Deseos. A la entrada te daban un globo en el que con un rotulador escribías tu deseo.
No fue lo que se dice un plan espectacular, pues esperar dos horas para pintar un globo y soltarlo no es algo especialmente apasionante. Pero estando en familia no importa, porque siempre se pasa bien.
Volvimos camino del coche comentando nuestros deseos.
Querido agente 93/80452, tal vez no te interese saberlo, pero tu multa no ha sido inútil, me ha servido para descubrir algo: que aquel Árbol de los Deseos es falso. Como vi que se había hecho tarde me limité a escribir mi deseo: "que no me pongan multa, pues se me ha pasado el ticket de la hora".
La multa la pagaré con gusto, pero voy a escribir a Gallardón pidiéndole que me devuelva mi parte de impuestos dedicados a comprar aquel árbol. Un árbol muy original, pero falso.
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