miércoles, septiembre 12, 2012

Mitos y errores del cuidado del recién nacido


Desde hace unos años está en boga la medicina basada en la evidencia, que no es otra cosa que aplicar el resultado de los estudios médicos con buena calidad científica al servicio de la salud.
Esto ha dado lugar a que donde “dije digo digo Diego”. Que si los niños tienen que dormir boca abajo, que si ahora tienen que dormir boca arriba…
Y se han podido desterrar prácticas perjudiciales (aplicar povidona yodada al cuidado del cordón umbilical) o innecesarias (colocar una faja para la resolución de la hernia umbilical).
En general el sentido común es buen consejero a la hora de cuidar un recién nacido. Y son pocos los cuidados que haya que hacer de forma científicamente probada como beneficiosa. E incluso éstas puedan cambiar con el tiempo.
Actualmente se recomienda la posición para dormir del recién nacido boca arriba, la lactancia materna como mejor alimento para el bebé, no fumar, transportar al recién nacido siempre de forma segura en los coches, en niños amamantados no usar el chupete hasta que la lactancia materna esté bien establecida (4-6 semanas), administrar vitamina D adicional durante el primer año de vida…
Tal vez, pasados unos años, algunas recomendaciones cambien; pero es cierto que la información científica disponible es cada día mayor en cantidad y calidad, por lo que muy probablemente estemos criando niños más saludables que antaño. No sé si estarán muy de acuerdo los abuelos…
Puedes escuchar una entrevista sobre el tema aquí

sábado, septiembre 01, 2012

Manos a la obra

Cada vez el tiempo pasa más rápido. Casi sin darme cuenta han terminado unas vacaciones más.
Y como siempre, esas vacaciones, han dejado un mí un buen poso. Un poso de descanso, tranquilidad, felicidad y agradecimiento.
Creo que era Chesterton quien veía una pega en los ateos, ya que no pueden dar gracias a Dios. Es una tontería, pero cuando uno está feliz y da gracias a Dios es más feliz todavía.
Estas vacaciones, como siempre, he filosofado. Y filosofando me doy cuenta de que la vida es muy sencilla. Y es muy sencilla, al menos para mí, porque mis padres me han enseñado lo esencial. Nunca me lo han dicho con palabras, creo, pero me han demostrado con su vida que la clave está en la familia. En el "uno, con una, y para siempre". Y es perfecto que otros tengan otra filosofía "uno, con uno y para un rato", "uno, con varias y para siempre" y todas las combinaciones que a cada uno se le ocurran. Y tal vez no todas funcionen igual para todos. Elegir una supone desechar otra. Aunque bien es cierto que alguna te cierra las puertas para otra: el que ha estado con muchas ya no puede estar solo con una.
Me he vuelto un filósofo práctico. Me interesa conocer quién está detrás de los pensamientos. Si tras el apasionante psicoanálisis hay en su origen un ser humano que pide en el lecho del dolor que acaben con su vida (Freud) no me interesa su filosofía (entendedme: me interesa, pero voy a ver si hay otras de tipos más alegres).
Estas vacaciones he descubierto que uno puede ser el catedrático más estudioso y trabajador del mundo y decir que los niños enfermos tal vez sea mejor que no nazcan.
Así que este verano me he quedado con la filosofía de la sencillez. Y me doy cuenta de que he tenido mucha suerte, ya que he tenido, desde pequeño, un modelo de filósofos que a sus sesenta y tantos demuestran que son unos chavales, y que ven recompensado el fruto de su amor. Es que esto es supercursi, pero es verdad.
Así que tal vez no he elegido la filosofía correcta, pero unos filósofos de tanta clase son de fiar.
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