miércoles, enero 27, 2010

Tutorial Pubmed

Hoy he decidido hacer mi primer tutorial y compartirlo en el blog. A los que no sean médicos probablemente no les interese un pimiento, y a los que sí lo sean seguramente tampoco; pero el caso es que me hacía ilusión colgar el vídeo en algún sitio y como tengo el blog: aquí que lo he plantado.
Agradecería todo tipo de comentarios. Si alguien se da cuenta que el número de comentarios negativos puede hacer mella en mi autoestima que mienta y ponga algo positivo...
Y si os gusta un día puedo poner el tutorial con la interrupción de mi hija... ¡No tiene desperdicio!

martes, enero 26, 2010

Consentimiento informado

El otro día nos hicieron una auditoría. Yo siempre he estado más bien al pie del cañón en esto de la pediatría. He pisado pocos despachos importantes y reconozco que me intereso poco por las cosas que preocupan mucho a los sindicatos.
Y ni siquiera sé muy bien qué es una auditoría. Y ni siquiera me detuve mucho a ver qué se hacía, pero de lo que vi de refilón os puedo contar mi percepción tal y como la vería un niño de cinco años:
Una auditoría es cuando viene una señora de unos cincuenta años a fisgar por todo lo que tienes con la intención de buscar todas las faltas posibles. Es un día en el que el supervisor resopla a cada rato porque al parecer las cosas no se encuentran como debían. La señora lleva una libreta muy grande donde no para de apuntar con aire de autosuficiencia muchas cosas, y pone muchos peros. Y aunque estaba encantada poniendo sobre la pared a la enfermera me acerqué y le dije: lo siento, la enfermera tiene que venir conmigo a ayudarme a hacer una punción lumbar.
Pero claro, no le sentó bien. Y después de hacer la punción lumbar (a la segunda, que últimamento no atino bien) la auditora, o como se llame, se quedó escandalizada de que la hubiera hecho sin un consentimiento informado.
Y probablemente no le falte razón, y le sobren todas las que yo le pueda dar. Pero lo que no sabe esa auditora (sé que estáis notando que me muerdo la lengua para no usar otros calificativos) es el tiempo que dediqué a los padres explicándole los motivos y las razones por las que había que hacer la punción. Ni el tiempo que pasé al lado de los padres intentándoles consolar ante lo que para ellos es un mundo: la necesidad de ingresar a su hijo recién nacido.
Tal vez haya que pedir consentimiento informado para cada alimento que hay que introducir en la dieta del niño (no olvidemos que algunos de ellos provocan reacciones alérgicas graves), o antes de extraer un análisis de sangre, o antes de la administración de cualquier fármaco.
Pero en el mundo en que vivimos, lleno te tecnología, las historias clínicas rebosan consentimientos informados que nos libren a los médicos de acabar en el "talego".
Tal vez sea hora de que empiece a cambiar mi manera de pensar, no vaya a terminar yo también encarcelado, pero dejadme que aún crea -como creía Marañón- que los problemas de denuncias son problemas de relación médico-paciente, aunque sé que cada vez tengo más motivos para no creer estas palabras, porque algunos andan muy necesitados de dinero, supongo.

miércoles, enero 20, 2010

Año nuevo, vida nueva

Como veis empiezo el año como lo terminé, con ciertas dificultades para tener actualizado el blog. Ésta que acabo de escribir, para mi consuelo, es una de las frases más repetidas de los blogs que sigo.
Y como tengo una cuñada que se ha propuesto este año leer más los blogs, y como tengo un hermano que se ha propuesto escribir más en su blog (y no hay quién lo pare), aquí me encuentro, dispuesto a cumplir también mis propósitos de Año Nuevo. Porque como ya dije en una ocasión: soy de esos que hacen propósitos.
Aunque si soy sincero tengo que decir que el de actualizar los blogs no entra dentro de mis propósitos. Y como no me importa compartir parte de lo que vivo os voy a escribir mis propósitos, por si aún hay alguien pendiente de hacerlos y le pueden ayudar.
Primero he de decir que la clave para poder cumplir los propósitos está en que sean pocos y realizables. Yo he de decir que los míos son pocos e irrealizables, así que sólo un cincuenta por ciento de mis propósitos son propósitos como tienen que ser.
En fin, sin más dilación, y como andaréis ansiosos de conocerlos (?) aquí van, son sólo dos:
Primer propósito: dormir ocho horas, salvo cuando tenga guardia claro (en cuyo caso mi objetivo es dormir 9 ó 10... es broma, por si hay algún despistadillo). Os diré que en lo que lleva de año ya he conseguido cumplirlo dos días. No está mal ¿eh? Y una cosa que he observado cuando duermes lo que debes es que sueñas más (o sueñas lo mismo, pero te acuerdas de lo soñado porque probablemente tu despertar es más fácil que ocurra en la fase REM, supongo). El mundo de los sueños es apasionante. Entre otras cosas ha dado de comer a muchos psicoanalistas. Y por si hay algún psicoanalista leyendo le voy a contar un sueño que tuve, que es mi favorito, y que es el sueño que todos han deseado soñar, y que sólo algunos hemos conseguido. Es curioso, pero con frecuencia me acuerdo de sueños que tuve incluso cuando era pequeño. Bueno a lo que voy: un día soñé que jugaba al fútbol en la selección española de fútbol. Podéis pensar que es simplón, pero es fantástico. Pero precisamente esa es otra de las observaciones que he venido haciendo últimamente. El ser humano, tras el halo de complejidad que le queremos otorgar, es bastante simplón. Otra cosa que he observado últimamente, y que me preocupa, es que cuando digo que las mujeres son muy complicadas todas me dan la razón. Todavía no ha habido ninguna que me contradiga. Y no me negaréis que es un poco sospechoso que no tengan problema en aceptar algo que se supone que es un defecto. Tal vez ellas efectivamente no sean tan simples...
Segundo propósito: escuchar. Éste es el típico propósito vago, impreciso, que nunca debería hacerse. Pero yo lo he hecho, y a lo hecho, pecho. Escuchar a todos: pacientes, enfermeras, compañeros...
Y bueno, aunque no esté en mi lista de propósitos intentaré actualizar más el blog. Al menos una vez por semana...
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