viernes, diciembre 29, 2006

Casi no termino el año

Hoy ya es viernos. Estoy a punto de conseguir unas merecidas vacaciones navideñas.
Esta semana he estado en un nuevo Centro de Salud. Y hoy, por un momento he visto que no terminaba el año.
Ha venido un padre marroquí a pedirme que hiciera una radiografía a cada uno de sus cinco hijos, porque tiene otra hija ingresada en un hospital con un derrame pleural y el médico le ha dicho que hay que hacer una radiografía a todos los hijos.
Hablaba bastante bien el español.
Yo os estoy escribiendo esto mientras he cerrado la puerta de la consulta y hace ahora media hora del acontecimiento. Uno de los problemas de estar en un sitio nuevo es que no conozco a nadie para contarle mis penas, así que os las cuento a vosotros. Y en unas charlas que tuvimos sobre agresiones nos dijeron que después de ser agredidos no hay que seguir pasando consulta, sino esperar un rato, hablar con un compañero, fumarse un cigarro, no incluyeron lo de escribir en el blog, pero creo que también es válido.
Pues bien, le he explicado que probablemente tuviera una tuberculosis y que estando los niños asintomáticos el siguiente paso es hacer la prueba del Mantoux (que detecta infección tuberculosa), y en caso de ser positiva realizar la radiografía.
No os podéis ni imaginar cómo se ha encendido el amigo. Me ha empezado a llamar de todo (por supuesto ha incluido lo de racista, que es un argumento socorrido para lalgunos extranjeros). Su explicación (me encantaría imitar su voz y sus gestos, pero a través de internet no puedo): "si yo voy a médico y pido radiografía médico me manda radiografía, y punto, qué pasa que usted paga radiografia, no quiere gastar dinero...".
He hablado con el hospital donde está ingresada la hija, he hablado con el médico, me ha confirmado que parecía una tuberculosis pulmonar y que el siguiente paso es hacer el Mantoux.
He intentado explicárselo al padre: imposible.
Finalmente, después de varias amenazas, me ha hecho escribir un informe donde yo decía que no pedía la radiografía a sus hijos (como os imagináis no me ha costado mucho hacerlo).
Supongo que a vosotros no os tengo que explicar todo lo que se me ha pasado por la cabeza, y de lo comedido que he estado, y lo frustrante que es verse agredido cuando encima estás haciendo un favor a sus hijos evitando pruebas, radiaciones y molestias innecesarias.
Quizá lo más duro de todo sea que todo el numerito ha sido delante de sus hijos. No quiero ni pensar lo que ocurrirá en su casa ni lo que harán estos hijos cuando sean mayores.
En fin, no puedo quejarme, ya que he salido ileso.
Aprovecho para desearos a todos un feliz final de año. Aquí termina este blog por este año: hasta el año que viene...

viernes, diciembre 22, 2006

Me gusta la Navidad

Me gusta la Navidad. Siempre han sido para mí unas fiestas entrañables; y gran culpa de eso la tiene mis padres. De mis recuerdos de la infancia muchos se agrupan en esta época. Son unos recuerdos mágicos, ya que no es sólo la memoria de cosas que ocurrieron, sino que con el recuerdo parece que estoy tocando el serrín con mis pequeñas manitas, sacándolo de una bolsa grande, cayéndose gran parte entre mis dedos, y tengo vivo el olor del serrín, y el cuidado con que había que sacar a los Reyes Magos de su caja, y el olor de las pastas de mi madre, y las manos suaves después de moldear yo también alguno de esos dulces, y las bengalas con las que había que tener tanto cuidado, y las serpentinas (cómo se notaba que según te ibas haciendo mayor las lanzabas mejor), y la noche de Reyes, en las que tanto me ha costado dormir, y muchos regalos que me han encantado, y primero pensaba: estos Reyes, qué buenos son conmigo; y después (porque yo también me enteré): estos padres, qué buenos son conmigo... Y ya no sólo era por los regalos, sino porque en Navidad pasas más tiempo con tu familia, y te das cuenta de la suerte que tienes, y de cuánto quieres a los tuyos, y qué pena que un día se tengan que ir... Y los villancicos (no valía ponerlos hasta que se acabara el "cole"). Y siempre, mirándonos desde el Belén, el Niño Jesús, al que tanto quiero, y al que tantas cosas le digo y le pido en estos días.
Hoy le pido que todos los que han paseado por este blog, y especialmente a ti, que estás leyendo estas líneas, tengáis una muy feliz Navidad, dondequiera que estéis...

lunes, diciembre 11, 2006

Nómada

Pues así es, efectivamente después de tres años y medio de interino me han desplazado. En un post anterior escribí que "ocupan mi plaza", y lo siento, pero supongo que a todos nos ocurre, que cuando tenemos algo por un periodo largo de tiempo nos lo apropiamos. Debí haber escrito: "ocupan la plaza en la que temporalmente y en calidad de interino estoy yo presente" (o algo así). Ni siquiera tengo muy claro si he llegado a ser personal estatutario, porque no me preguntéis porqué pero aquí, en la sanidad, creo que somos estatutarios, y no funcionarios, aunque yo sólo soy interinirario, y por unos días suplentetatario.
Sí, os engañaría si os digo que soy un hombre feliz, que ha cambiado temporalmente de lugar de trabajo, pero que eso no cambia mucho las cosas. ¡Qué carajo! Me han destronado. Ahora entiendo a los políticos que después de cuatro años (¡o más!) de gobierno no salen reelegidos, aunque bien es cierto que yo no llegaba al tiempo de una legislatura. De momento he firmado un contrato eventual (y buscando en el diccionario el término eventual, ya que en mi casa no tengo libros de leyes, me he puesto a temblar al leer: eventual, sujeto a cualquier evento).
Así que nada, aquí estoy, de pediatra sujeto a cualquier evento. Espero que no dure mucho esta situación, aunque reconozco que también tiene sus ventajas, ya que estoy viendo pacientes que no volveré a ver en mi vida, así que es el momento de desquitarme: "déle este jarabito para la tos que seguro que en uno o dos días se le quita...", y el que venga detrás: que arree.

miércoles, noviembre 22, 2006

Lo de siempre: un virus

Ayer, según salía al servicio (sé que alguno se echará las manos a la cabeza y dirá: pero cómo osa ir al servicio habiendo niños para atender), oigo una conversación breve entre madres: ¿Qué te ha dicho el pediatra? Pues lo de siempre: que un virus...
Esta vez había sido mi compañero quien había aventurado el diagnóstico.
Reconozco que es difícil de entender: estudiar libros tan gordos para acabar siempre diciendo que es un virus...
Eso es porque los padres no saben la cantidad de virus que existen. La semana pasada estuve en un curso de actualización en patología respiratoria, donde una de las ponencias hablaba precisamente sobre los virus. Allí se habló de los ya famosos rinovirus, adenovirus, virus respiratorio sincitial, virus parainfluenza, influenza... Pero también se nombraron nuevos virus que se han ido descubriendo como los metapneumovirus y los más recientes bocavirus.
Y con tanto virus, aunque sólo sea por estadística, los pediatras tenemos todas las de acertar cuando decimos la consabida frase: parece un virus, o los más pedantes: parece una infección vírica.
Cuando dices eso, a parte de la cara de incredulidad que siempre ves en el padre, muchos salen diciendo: me ha dicho que no tiene nada. Y no decimos eso, pero al ser el virus tan pequeño supongo que algunos asumen que es como nada.
Muchas veces me pregunto: de lo que yo les cuento ¿qué entenderán? Podría contar mil anécdotas. Hoy me limitaré a escribiros lo que me dijo el otro día una madre, que escribí en el momento, porque no tiene desperdicio (es textual): "lo que me tenía loca es que le olían las cacas..."
Y como no podía ser de otra forma, hoy es Santa Cecilia, patrona de los músicos. Cuentan que fue llevada a junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los gases, y mientras tanto ella cantaba gozosa; así que yo he decidido poner esta canción que espero os guste.


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viernes, noviembre 10, 2006

Huelga

Si antes lo digo antes sucede. Hoy, tras varios meses de inaudito silencio, he recibido (acabo de recibir) otra reclamación.
¿Cuál es el motivo? Lo explicaré del modo más subjetivo posible, ya que habría que oír la versión del padre para poder hacerse una idea más objetiva; pero si el padre quiere que el mundo se entere: que lo escriba en su blog...
Hoy hay huelga en Atención Primaria. Hay varios motivos por los que se ha convocado, pero el que más me mueve a apoyar la huelga es el de la presión asistencial. Pedimos un tiempo digno para poder realizar una asistencia digna (al menos diez minutos por paciente).
He tenido la "suerte" de ser nombrado "servicio mínimo", lo que yo entiendo como atender urgencias. Hoy no tengo ningún paciente citado.
Pues bien, a las 15:00 ya habían venido 2 pacientes "sin cita", yo estaba tranquilamente tomando un café con mis compañeros cuando me comunican que uno de los padres está nervioso porque no atienden a su hijo. Salgo para ver qué pasa. Veo a un niño de 4 años contento, dando botes, moviéndose de un lado para otro: la imagen de la viva salud.
Pregunto al padre:
- ¿Qué le pasa?
- Que me han llamado del colegio porque le duele la tripa.
- Pues si quiere que le vea va a tener que esperar, porque yo no lo considero una urgencia (y entre nosotros: no hacen falta seis años de carrera, un año de oposición al MIR, cuatro años de residencia con cinco o seis guardias al mes, y tres años de experiencia en Atención Primaria, para saber que un niño que está contento, y moviéndose a sus anchas, no presenta una patología urgente; y si me apuran, creo que ni siquiera hace falta ser médico para darse cuenta)
- Pues si a mí me han llamado del colegio es porque es urgente.
- Sí, pero yo soy el pediatra, y soy quien lo valora, y le digo que no es una urgencia.
- Pero que me va a tener aquí ¿hasta las cinco?
- No, yo creo que en menos de media hora le podré ver.
Me he reunido de nuevo con mis compañeros. Tras unos quince minutos vuelvo a mi consulta y veo al padre en el mostrador escribiendo la reclamación.
Supongo que hay que ponerse en el lado del padre: a lo mejor tenía que ir a trabajar por la tarde y no llegaba, a lo mejor en su trabajo nunca ha tenido que hacer huelga. Él está en su derecho de poner una reclamación. Además, la he leído y no se ha cebado (que hay quien echa sapos y culebras).
Luego ya no se ha pasado por la consulta, por lo que no sé si habrá ido a un hospital o habrá pensado "hijo, vámonos, que no vamos a estar esperando aquí una hora por una chorrada como ésta".
En fin, han pasado ya unas horas. He tenido que ver a varios pacientes más, y me ha alegrado ver que todos han entrado disculpándose: que ya saben que estamos de huelga, pero es que mañana es sábado... Y yo, que no soy un ogro, les veo sin ningún problema, y algunos (creo que uno) han venido con motivo justificado, y aun así han pedido disculpas.
Si yo siempre lo he pensado: que hablando se entiende la gente.

martes, noviembre 07, 2006

Temblando

Continúa lloviendo. Es tal vez por eso que hoy me ha dado por cantar algo triste. Es una canción que me gusta mucho. Ya supongo que todos la conocéis. Habla del dolor que produce la infidelidad de la persona amada.
Algunas películas Holywoodienses (o como se diga) muestran la infidelidad como algo tan frecuente y natural que uno puede llegar a creérselo. Yo no me lo creo. Me parece que la fidelidad y el compromiso son algo muy valioso, por lo que hay que luchar, y que merece la pena. Qué se le va a hacer: creo en el amor para toda la vida.


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jueves, noviembre 02, 2006

Ocupan mi plaza

Queda poco tiempo, no sé cuánto, tal vez dos semanas, para que mi plaza sea ocupada por otra pediatra. Digo otra porque la conozco: es buena amiga mía y muy buena pediatra. Y claro, los padres se han enterado de que en breve me voy.
Cuando llegué aquí, hace ya tres años y medio, me miraban con desconfianza. En poco tiempo conseguí batir un récord de reclamaciones. La primera reclamación recuerdo que me afectó, pero poco a poco me fui acostumbrando. De hecho, luego me sorprendía cómo otros podían disgustarse tanto cuando les ponían una reclamación. Yo les consolaba, ya que era el más experimentado del centro.
Ha pasado el tiempo y hace mucho que nadie reclama. Tal vez si alguien lo hiciera ahora me dolería como la primera vez. Y no niego que últimamente me ha dado mucha alegría recibir muchos comentarios agradables de los padres de mis pacientes. El otro día me decían: "te vamos a echar mucho de menos". Eran los padres de un niño por el que no recuerdo haber hecho nada especial. Y el caso es que, después de la mala acogida inicial que tuve, ahora agradezco mucho estas palabras.
Lo que no saben mis pacientes es que yo también les voy a echar de menos. He aprendido mucho de ellos y con ellos.
Guardaré en mi recuerdo especialmente a aquellos (la minoría, gracias a Dios) con enfermedades importantes. Y siempre serán para mí un ejemplo esas madres y esos padres tan preocupados por el cuidado de esos hijos, más necesitados, por más enfermos.

martes, octubre 24, 2006

La medicina de la vecina

Me ha hecho gracia el comentario del usuario anónimo en el que dice que a ver si somos de una vez científicos y no usamos la medicina de la vecina...
Hace poco me preguntaba una madre: el principio de neumonía ¿se contagia? Ante preguntas como ésta a uno le apetece contestar: hombre, si es muy principio, pero que muy principio de neumonía, no creo que se contagie. ¿Existe acaso el principio de embarazo? Como decía un amigo mío: o se está o no se está, pero eso del principio...
Supongo que fueron nuestros predecesores, cuya sabiduría y buen hacer no cuestiono, los que han dejado una terminología algo confusa.
Por no hablar de la sabiduría de la abuela, en la que hay un temor exacerbado al catarro mal curado (sobre todo los de verano: que son los peores...) He visto las caras de sorpresa y desconfianza de las abuelas cuando les he dicho que los catarros se curan solos. O donde los dientes juegan un papel fundamental en todos los procesos infecciosos de los niños, o donde si le quitáramos las anginas no tendría tantos problemas...
Y es que esto de ser pediatra tiene su vertiente depresiva: los niños entran con mocos y se van todos con los mismos mocos.
Hoy he tenido uno de los pocos casos en los que uno se siente útil: una pronación dolorosa. La niña ha entrado con dolor y sin mover el brazo. Una pequeña maniobra, y en un santiamén la "peque" como nueva.
Los pediatras a menudo nos quejamos: "otra vez viene por mocos". En en parte la queja es por nuestra impotencia. Si les curáramos no nos importaría tanto que vinieran.

miércoles, octubre 18, 2006

Esto debería ser portada en los periódicos

Tras varios días de consulta saturada con varias toses y mocos, de todos los colores y sabores (perdón si alguien está cenando) he llegado a la conclusión de que los periódicos (o mejor la televisión) deberían dar una noticia, para que mis pacientes me crean.
La noticia es verídica, y pienso que podría resumirse así: "Según la última revisión publicada en UpToDate (publicación trimestral en la que participan más de mil prestigiosos médicos de todas partes del mundo, donde se revisan los temas de mayor interés médico) no hay datos que avalen el beneficio de antitusígenos, ni antihistamínicos, ni descongestivos, ni mucolíticos, ni remedios homeopáticos, ni antibióticos para el tratamiento del catarro común. Tan sólo el tratamiento de la fiebre con paracetamol o ibuprofeno parecen beneficiosos. Se recomienda también mantener un ambiente húmedo y el lavado nasal con suero fisiológico".
Ni siquiera este blog tiene ninguna fuerza para que se lo crean los padres.
Pero entonces uno puede preguntarse si todo el arsenal de jarabes que guarda en el botiquín casero(Bisolvon, Flutox, Romilar, Paidoterín, Toseína, Fluidasa, Flumil...) es inútil. Pues temo que la respuesta es "sí". Pero con esto ¿me quieres decir que mi hijo no se mejoró gracias a que le di estos jarabitos tan buenos? ¿Estás diciendo que no evité que se le curara mal el catarro, o que no tuviera un principio de neumonía? Pero si yo notaba que tosía menos. Y yo vi claramente que nada más dar el jarabe el moco empezó a hacerse agua, pero si enseguida mi hijo empezó a mejorar...
Tal vez otros pediatras me quieran matar por escribir esto, pero creo que hay que empezar a dejar de engañar a la población...

viernes, octubre 13, 2006

Tos con pollos

Acabo de terminar de pasar la consulta: sesenta niños, uno tras otro (no es una aproximación, los he contado). Para otro día dejo el hablar de la demanda en Atención Primaria).
El motivo de consulta casi siempre ha sido el mismo: tos y mocos. Pero ya que siempre es el mismo al menos se agradece la originalidad de esta madre en la descripción de los síntomas. Nada más decírmelo he cogido papel y bolígrafo y lo he escrito para no traicionar al original: "tiene una tos que no veas, pero así: con pollos y todo".
Repasando he recordado la tos seca, la tos productiva, la tos irritativa, la psicógena... pero la tos con pollos y todo, ésa no aparece en los tratados.
Pero no termina ahí todo, la madre debía tener el día poético: "por la nariz con los mocos echa globos, eh... pompitas, eh... cómo se dice: balones...". Yo creo que lo más acertado es lo de las pompitas, pero dejo la disquisición para los lingüistas.
En fin, al menos tiene uno unos momentos en los que se puede reír a carcajada limpia (por dentro, claro).

martes, octubre 10, 2006

El gramófono

Hoy venía en el coche escuchando la radio y al empezar una canción oigo un sonido tan familiar como casi olvidado. Comenzaba la canción con un efecto de sonido que simulaba el ruido que hacían los tocadiscos al empezar la canción. Ese ruido en el que escuchabas la aguja al pisar el polvo del vinilo, un "crac, crac" muy fino.
Y añorando el sonido, porque muchas veces todo lo que suena a antiguo nos trae buenos recuerdos, pensaba: ¿sabrán mis hijas cuando sean mayores, que un gramófono no es lo mismo que un tocadiscos? Para mí el gramófono es algo del pasado, pero que muy pasado. En cambio parece que fue ayer cuando utilizaba el tocadiscos. Qué gratos recuerdos...

martes, octubre 03, 2006

Improvisando

El otro día leí una entrevista a Pedro García Barreno. Vi su foto (no me acordaba de su nombre) y me dije: pero si éste me ha dado a mí clase...
Fue un 22 de noviembre. Llegó a clase con un radiocasette, y ante el asombro de todos puso una pieza de música clásica mientras escribía en la pizarra: "Santa Cecilia, patrona de la música".
Después nos dijo que ese día no teníamos que estudiar, que lo dedicáramos a escuchar música. De esto hace unos diez años y aquella escena nunca se me olvidó. De hecho nos dio muy pocas clases, y si no hubiera sido por esto, habría quedado en el olvido.
Leyendo la entrevista me di cuenta de que coincidía mucho con él en la forma de ver la enseñanza de la Medicina. Dice una frase: "lo que se oye se olvida, lo que se ve se recuerda, lo que se hace se aprende". Y a los que hayáis estado (o estéis) estudiando la carrera de Medicina supongo que sabéis a lo que me refiero: cuántas horas "perdidas" escuchando clases "magistrales" de las que en nuestra memoria ya no queda nada.
Pedro García Barreno habla de la importancia de una formación integral, no sólo en el plano científico. Los médicos andamos tan preocupados de los nuevos estudios publicados, de nuestro prestigio, de nuestros brillantes diagnósticos, que muchas veces olvidamos el lado humano de la Medicina. Quizá fue esa una de las razones que me llevó a iniciar este blog.
El otro día hablando con un residente se me caía el alma a los pies cuando reconocía que fuera de la Medicina no tiene ninguna aficción.
Una buena manera de cultivar nuestra humanidad es leer, y yo me permito recomendar desde este rinconcito un libro que creo que debiera ser de lectura obligatda para cualquier médico: Vocación y Ética, de Gregorio Marañón.
Y cultivar nuestro lado humano nos llevará a tratar mejor al paciente.
Hoy, para aplicarme también yo, he grabado una canción. Es una melodía que he improvisado. Lo bueno de la improvisación es que escuchando la pieza puedes atisbar el estado de ánimo del que la toca, a ver si sabéis cuál es el mío...



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lunes, septiembre 25, 2006

Interpretando radiografías

Últimamente he estado tan atareado que no le he podido dedicar tiempo al blog. Y tengo tantas cosas que contar que no sé por cuál empezar.
Me trajo una analfabeta (no es un insulto, sino un adjetivo: efectivamente no sabe leer ni escribir) la radiografía del pie que le habían hecho a su hijo por un golpe que se dio. Lo vieron en el servicio de Traumatología, donde no vieron nada anormal y lo trataron como una contusión.
El caso es que viene a mí la buena mujer y me dice: ¿pero no ve usted que este hueso está torcido? Y he de reconocer que me hizo dudar: pues sí que un poco torcido está, pensé.
Una semana más tarde vino la misma mujer con otro hijo porque le dolía mucho el pecho. Le pedí una radiografía urgente de tórax que al poco rato me entregó. Me dijo: a que tiene los pulmones muy negros, doctor... Y esta vez no dudé: negros, pero que muy negros.

viernes, septiembre 15, 2006

El primer día de cole

No sé ni porque escribo esta entrada aquí, pero quizá es que ahora ni me siento pediatra, ni humanista, ni "na".
Siempre me han llamado la atención esas madres que en los días de colegio se las ve aceleradas, arrastrando al hijo al cole, con paso más que ligero, mientras que en una mano llevan la mochila, en otra el abrigo y con los dientes agarran el "bocata" del peque. Por no hablar de cuando llueve, que ya no les queda sitio para el paraguas, chubasquero... Yo las miraba y pensaba: "pobres, qué estrés, ¿por qué no saldrán unos minutitos antes?"
Pues bien, este año mi hija ha empezado el cole. Hoy ha tenido a bien despertarse a las 6:50 (una hora y diez minutos antes de lo previsto), todo aquél que tenga turno de tarde sabrá que nosotros no estamos hechos para los madrugones, o al menos nos falta experiencia. Sus primeras palabras, lejos de ser una oda a la belleza de un nuevo día se resumían en: "no quiero ir al cole". Así varias veces, y llorando. En esa situación no hay explicación que valga. Hay que asumirlo: no quiere ir al cole, tiene que ir al cole, a ver qué se nos ocurre para hacérselo más llevadero.
Pues nada, a mí se me ha ocurrido la feliz idea de ir en metro. Entonces, aunque íbamos al cole, lo primero es que íbamos al metro, y la idea le ha gustado. He salido con tiempo, así que todo bien.
Nada más bajar: "papá me hago caca". Pero si hiciste ayer por la tarde... No me lo creía mucho, pero ¿y si era verdad? Yo recordaba los tres momentos clave en los que los niños suelen estreñirse: al introducir alimentos sólidos, al quitar el pañal, y al iniciar el colegio. ¿Acaso induciré con mi negligencia un estreñimiento en mi hija? Pero ahora que iba tan bien de tiempo ¿lo iba a echar todo a perder por una posible llamada de atención? Así que decido seguir.
Bajamos al metro. Llega el primer tren: abarrotado. "Mira hija, qué bonito, un trenecito, con sus vagones, su gente..." No cabemos. Espero al siguiente. Miro el reloj: todavía no vamos mal. Pasa el tiempo. Llega el siguiente tren: a pesar de haberme colocado estratégicamente donde caía la puerta era materialmente imposible entrar. Oh, cielos, se me está torciendo la mañanita.
Así que nada, ni corto ni perezoso cojo la mochila en una mano, a ella la llevo en volandas con la otra, y empiezo a subir escaleras mecánicas de regreso al coche.
En ese momento cualquiera que me haya visto por la calle habrá pensado: "no le dará vergüenza, llevar así a su hija, ya podría haber salido con un poco más de tiempo..."
El resto os lo podéis imaginar, una especie de contrarreloj, híbrido entre Fernando Alonso e Indiana Jones. Ya en el colegio me encuentro un antiguo compañero: Hombre, ¿qué tal por aquí? Entonces le hago la feliz pregunta ¿qué era lo tuyo: una niña o un niño? Se me queda mirando, me sonrojo un poco, caigo en la cuenta de que el colegio es sólo de niñas...
Dejo a mi hija, me despido y doy media vuelta: "Mierda, se me olvidó revisar si llevaba braguitas de recambio..."

jueves, septiembre 14, 2006

Don't think twice

Esto de internet es la pera.
Creo que hay tanta gente que escribe cosas que me imagino que el tiempo que debería dedicarse a poder leer cada una de las páginas de la web sería equiparable a unos 2000 millones de años (igual alguien ha hecho el cálculo).
Ahora que me siento un sujeto activo de este mundo he querido poner este vídeo. Sé que si me pilla mi amigo probablemente me cepilla. Pero es lo bueno que tiene internet: las probabilidades de que mi amigo navegue por esta página deben estar cerca de 1/2000 millones.
Es una canción de Bob Dylan que cantó él con otro amigo nuestro en un "bareto" donde dábamos conciertos (cuando éramos jóvenes).
Tal vez algún día también postee (vaya verbo más raro me ha salido) alguna canción en la que estamos los dos.
Espero que os guste, porque a mí me parece que lo hacen genial.

lunes, septiembre 11, 2006

Pues cuando yo era residente...

Me hace gracia cuando oigo a los adjuntos frases como: "pues cuando yo era residente hacíamos diez guardias al mes, que eran mucho peor que las de ahora, no librábamos las guardias, teníamos dobletes, tripletes, cuatripletes, y bla, bla, bla..."
Aunque soy adjunto, creo que todavía no me he adaptado a mi nueva situación, y lucho por no caer en los mismo errores que he visto y oído siendo residente.
Como decía una residente de mi hospital: "hombre, si queréis nos metemos palillos debajo de las uñas..."
Yo no sé si antes vivían peor (supongo que algunos sí y otros no). Lo que sí tengo claro es que hay cosas que repugnan a la razón, como es el hecho de no librar las guardias. Si los adjuntos de antes no libraban las guardias es que eran unos pardillos, o unos sumisos, o unos "pringaetes" (con todos mis respetos); pero creo que no se les debería atribuir el título de superhéroes.
Cuando yo era residente (je, je, estoy empezando en plan abuelo cebolleta) llegamos a un acuerdo en el que si la guardia era mala (nunca conocí guardia buena) podíamos librar la guardia.
En ocasiones éramos cobardes y nos creíamos mejores residentes si no librábamos, entonces aguntábamos el tipo, como pardillos, o sumisos, o "pringaetes".
Lo mejor es cuando se argüían motivos piadosos: "es por vuestra formación, si yo prefiero pasar la planta solo que con un residente, porque acabo antes..."
En fin, creo que con el tiempo la libranza de guardia se va estableciendo como algo natural, aunque siempre quedarán los superhéroes que aguanten (o los pardillos, o los sumisos, o los "pringaetes")

jueves, septiembre 07, 2006

Padres tranquilos

Acaban de entrar a la consulta los padres de un bebé de 3 meses. El problema es que hace sólo una deposición a la semana. Está tomando lactancia materna. Y el crío se encuentra por lo demás bien.
Yo la verdad es que estaba preparado, ya que leí hace poco que algunos lactantes hacen una deposición cada 7-10 días y son sanos y normales (me sorprendió un poco, pero lo leí en un sitio de fiar)
Total, que ni corto ni perezoso eso les he dicho, que es normal. Los padres, muy majetes, han aceptado sin desconfianza.
No es fácil que acepten tan a la ligera lo que yo les diga, sobre todo cuando ya un vecino les había sugerido que le dieran eupeptina, una amiga que le estimulara con un termómetro, un compañero del trabajo que le pusieran un supositorio de glicerina...
En fin: otra vida salvada...

miércoles, septiembre 06, 2006

Invadiendo la intimidad

Recuerdo que era un recién llegado R1, probablemente el más pardillo de todos. Me pongo a hacer la historia a la madre de un bebé. Y en esto de la historia siempre preguntamos algunas cosas como por rutina, como la de cuándo eliminó el primer meconio. Yo, con el tono serio, pregunto: ¿Cuándo hizo la primera caca? Cuál es mi sorpresa cuando la madre, algo ruborizada, pregunta: ¿quién, yo? Ya me imaginaba a la madre, aturdida, intentando recordar cuando hizo su primera caca... No, no, el bebé, claro.
Os podéis imaginar lo mal que pasé el resto de la historia. Desde entonces siempre he procurado ser muy cuidadoso con estas preguntas que se pueden tornar tan íntimas.

jueves, agosto 31, 2006

Razones para creer en Dios

Hay muchas razones para creer en Dios. Hoy me quedo con ésta: es una rima de Bécquer a la que hace mucho tiempo puse música. Espero que os guste...
P.D: muchas gracias por los comentarios que habéis ido poniendo en el blog.


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miércoles, agosto 30, 2006

Buscando un aliciente

Al poco de entrar en la Atención Primaria me di cuenta de que podía olvidarme de todo, relajarme, vivir la vida, pasar mi "consultita", y a casa.
Aquí nadie sabe lo que hago o deshago. Como decía el otro día una compañera: "yo soy el jefe de mi consulta".
Quién sabe si me actualizo, si estudio, si me intereso por los pacientes... Creo sinceramente que podría morirme de viejo sin volver a tocar un sólo libro de medicina y me temo que todo saldría adelante (cuando tienes dudas derivas al especialista o lo mandas al hospital, y ya está).
Pero claro, esta actitud, lejos de llevar a una vida relajada y feliz, me temo que en el fondo produce un gran vacío y cierto desasosiego: empieza a adentrarse uno en la mentalidad del funcionario, que al comenzar el año ya sabe cómo hay que cogerse los puentes, las vacaciones, qué combinaciones son mejores (os aseguro que he conocido verdaderos expertos).
Total, que hay que buscarse alicientes para disfrutar del propio trabajo. Uno de los alicientes que yo encontré es el de la cámara de fotos. Pues sí, parece que va uno a la consulta con otro aire: a ver a quién puedo fotografiar hoy... Y os aseguro que poco a poco te vas creando un atlas fotográfico bien majo.
Con el afán de poder compartir las fotos que he ido tomando en estos años he creado un nuevo blog: Casos clínicos de Pediatría, donde cada miércoles iré poniendo una foto de un caso clínico. La idea es que sirva también de estímulo y aliciente para otros. Espero que los comentarios se inunden de opiniones, ya que una bonita forma de progresar en medicina es el diálogo. De todas formas, aunque el número de comentarios al final de la semana sea igual a cero no me pienso desanimar y espero ser perseverante: el tiempo lo dirá...

lunes, agosto 28, 2006

Por qué nos han perdido el respeto

Hace algún tiempo, mientras desayunaba, oí el comentario de una persona de barba blanca. Creo que era periodista. Decía algo así: "pero ¿cómo les vamos a tener respeto? Antes te atendía un médico con camisas de puño, corbata, traje, maletín en mano; y ahora te atienden en vaqueros, por no hablar de cuando vas a urgencias, que están en pijama, asomándoles los pelillos del pecho..."
En cambio hace poco, en una encuesta del CIS, los médicos obtenían la nota más alta en la valoración por los españoles.
Yo no sé qué tal estaré valorado por mis pacientes. Sólo sé que el otro día la madre de un niño me llamó nada más y nada menos que "Gonzalín". Sí, como suena: "Gonzalín". Creo que no me había llamado así ni mi mejor amigo, ni mi peor enemigo. No lo decía con maldad, lo nombró como si fuera lo más normal del mundo: llamar a tu pediatra Gonzalín. Entonces yo, ¿qué cara debía poner? Pues nada, con cara de tonto sonreí mientras pensaba: "Gonzalín, Gonzalín..."
Por no hablar de lo ocurrido apenas hace dos semanas: entra una madre en mi consulta tomándose un helado. Yo me hago el distraído, esforzándome por guiar los ojos hacia otro lado que no fuera el helado (no se fuera a molestar la señora). Cuál es mi sorpresa cuando al volver la mirada veo que está relamiendo el palo (pero Dios mío, si no le ha dado tiempo...)
En fin, el récord creo que lo tiene el padre de un niño, que se pasó la consulta entera jugando a la Gameboy mientras su madre se hacía cargo del peque.
Yo a estas alturas ya no me inmuto, aunque sé que todavía me queda mucho por ver...

jueves, agosto 24, 2006

Canalización umbilical

Para prosperar en la adquisición de algunas técnicas es una buena idea practicar en casa.
En este vídeo se propone la práctica de la canalización umbilical.
Material necesario:
- Una barriguita (si nuestro fin es progresar en la canalización de grandes prematuros). Para canalizaciones de niños a término es suficiente con un nenuco.
- Una servilleta
- Tres horquillas
- Un alicate
- Un cordón de zapato
- Un alambre que hará las veces de catéter
- Una PDA para impresionar
- La camiseta del equipo favorito
Y como una imagen vale más que mil palabras basta con ver el vídeo y seguir los pasos. Mucha suerte...


miércoles, agosto 23, 2006

Juventud, divino tesoro

Cuando era joven, o sea, a los 15 años me extrañaba cuando un tipo de unos 30 años decía que seguía siendo joven. Para mis adentros pensaba: si hombre, éste va a ser joven a los 40, y a los 50...
Luego pasan los años y te vas aferrando a cualquier cosa. Un momento duro es cuando ya no puedes sacarte el abono joven. ¿Será que ya me estoy haciendo mayor?
Yo ya me consideraba madurito hasta que anunciaron un concurso de "jóvenes creadores" donde podían participar jóvenes de hasta 35 años (¿?)
Así que nada, retomé un poco de juventud que creí haber perdido y me presenté, aunque sólo fuera por el gusto que me daba que me consideraran joven.
Por supuesto no llegué ni a la preselección (supongo que lo lograría algún joven).
Me presenté a la modalidad de "cantautor". Si queréis escuchar uno de los temas que envié escoged la canción de Guatemala y dadle al Play.
Agradecería todo tipo de comentarios, para ver qué se puede mejorar, ya que el año que viene pienso seguir presentándome: estoy hecho un chaval...

martes, agosto 22, 2006

Reunión con el gerente

Ayer, cuando llegué a la guardia me dieron la noticia: han cesado al Jefe de Servicio...
Así que esta mañana hemos tenido una reunión con todos los jefazos. Ni les conocía.
Yo no es que pintara mucho en esa reunión (sólo hago guardias en el Hospital) pero no me quería perder un acontecimiento de tal envergadura.
Me he sentado un pelín alejado, aunque a mi lado estaba nada más ni nada menos que el subdirector médico: una especie de bola sebosa, de cutis grasiento, gafas caídas, y botones de la camisa a tensión, con el que parecía no ir la cosa (no sé si porque ya andaba pensando en los huevos con bacon que iba a desayunarse, o porque ya está de vuelta de la vida). Todos callados esperamos que empezara a hablar el gerente.
Entonces con buena palabras, de agradecimiento al jefe de servicio cesado, escudándose en que son órdenes que vienen de la Consejería (una especie de ente que debe tener más poder y ser más invisible que el malo del inspector Gadget), empieza a decir que lo lamentan, que tal y cual, que no hay razones del funcionamiento que hayan llevado a esa decisión, pero que así es la vida. Vamos, que yo creí que si cesaban a alguien de la noche a la mañana y sin avisar, ese alguien tenía que haber por lo menos atropellado a una ancianita, pero ni eso.
Yo para mis adentros pensaba: ¿pero cómo puede tener éste tan poca vergüenza? Entonces me acordaba de que el poder corrompe, y de que todo es política, y de que dan igual las formas porque la vida continúa, y que quién se va a acordar de esto dentro de unos meses.
Todos los del servicio indignados y a mi lado el subdirector médico impasible: con una sonrisa fofa, como riéndose a carcajadas en su interior, con un eco silencioso que llenaba la sala.
Me acordaba de mis catedráticos en tiempos de estudiante. Y me pregunto: pero estos mamarrachos que llegan arriba ¿quiénes se creen que son?

lunes, agosto 21, 2006

Tan pequeño e indefenso

El otro día, de madrugada, nos avisaron de que nacía un bebé prematuro de 23 semanas. El límite de la viabilidad se encuentra más bien a las 24 semanas. Aunque por si acaso nos acercamos al parto.
No recuerdo un parto tan triste. Una madre que no para de llorar ante el nacimiento de un hijo que no va a poder vivir. Yo miraba al feto, recién nacido, tan pequeño e indefenso. Su pequeño corazón latía, lento: iba dejar esta vida sin apenas haberla rozado.
Me conmovió la escena. Acaricié su cara, suave. La cara de aquel bebé tan pequeño. Tan pequeño e indefenso.

sábado, agosto 19, 2006

Las enfermeras, compañeras de fatiga

Una de las cosas bonitas de esta profesión es la de trabajar con enfermeras. Escribo enfermeras y no enfermeros ya que la gran mayoría son "as" y no "os". Y además, a estas alturas los enfermeros se saben una más. Yo mismo muchas veces me siento una más, ya que entre nosotros (¡uy! casi escribo "nosotras") también predominan ellas; y es que muchas veces se emplea el genérico femenino, así no es raro que al despedirse de la semana alguien diga: "hasta luego chicas". Yo con la voz más femenina de que soy capaz digo "hasta luego", entonces ella se da cuenta y se disculpa. Pero por mí que no se preocupe. Nunca pensé que iba a saber tanto sobre depilación, distintos tipos de cremas...
Bueno, que me voy por las ramas. Sólo que quiero decir que he tenido la suerte de trabajar con muchas enfermeras que son un cielo. Es verdad que hacen su trabajo, pero es que tienen una dedicación tan exquisita... Yo las estoy muy agradecido por muchas cosas. Especialmente en los comienzos, cuando eres un residente bien pardillo y son ellas las que te echan una mano que no veas cómo se agradece. Y muchas con su sentido del humor (no se sabe si innato o consecuencia de una pseudodescerebración como consecuencia de tantas noches trabajadas) te hacen pasar unas guardias agradables.

viernes, agosto 18, 2006

Sobre lactancia materna

Ya he sido fiel a mi palabra, y aquí va este segundo post.
Hoy estaba estudiando acerca de la lactancia materna.
Sé que hay mucha frustración, por parte de madres y por parte de pediatras, porque realmente se da muy poca lactancia materna, al menos en mi consulta (no me refiero dentro, claro, sino a mi cupo de pacientes).
Hoy, después de estudiar me he quedado más tranquilo: parece que lo que yo diga poco va a influir en que la madre deje o siga dando el pecho. Es más importante la preparación preparto y periparto (esta última palabra creo que me la he inventado)
Estoy a favor de la lactancia materna, aunque no soy un fanático. Ahora bien las madres vienen a veces a mí pidiendo complicidad, como diciéndome: "por favor, dime que mi hijo lo que necesita son unos buenos biberones de leche artificial porque no para de llorar..." Y claro, en mí no encuentran un buen aliado.
Aunque son muchas (la mayoría) las que no consiguen dar el pecho satisfactoriamente, también es verdad que me he encontrado muchas madres admirables, que a pesar de las dificultades han seguido intentándolo y lo han conseguido. Y son por supuesto madres muy satisfechas.
Total, que después de estudiar al final he sido yo el que he tranquilizado mi conciencia "total, lo que yo haga no va a influir mucho..."

Que si me decido, que si no me decido

Aquí estoy, intentando empezar de nuevo este blog, pues el otro día estuve leyendo varios blogs y me entretuve un buen rato.
Quizá el título es muy ambicioso: Pediatra Humanista.
No es para tanto. En este blog intentaré escribir de vez en cuando para contar cosas curiosas o cosas sin ninguna importancia: pero cosas.
Hablaré de mis experiencias como pediatra de un Centro de Salud. Quizá algún progenitor curioso descubra cómo piensa el pediatra al otro lado.
Llevo sólo tres años dedicado a la Atención Primaria. Me he encontrado con varios pediatras que me auguraban estar quemado en menos de un año, y el caso es que aquí sigo, con mis más y mis menos, pero con ilusión.
Ojalá puedan estas líneas reavivar la ilusión de algún que otro médico.
Prometo que éste no será mi único post...
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