miércoles, abril 21, 2010

Un médico bueno o un buen médico

Es una tontería intentar separarlos, pero como juego mental no está mal.
Tú, ¿qué prefieres? ¿Un buen médico, o un médico bueno?
Sí, yo también prefiero los dos. Pero no se trata de eso, sino que hay que elegir.
Es como esa otra pregunta. ¿Qué prefieres: el dolor físico o el dolor moral?
Está claro que siempre uno interfiere en el otro.
Pero si a mí me dan a elegir,  y no me quedara otra alternativa, desde hace un tiempo lo tengo claro: prefiero un buen médico.
¿Qué va a pasar con la gerencia única? Que va a aumentar la competitividad. ¿Qué línea de actuación ha elegido mi hospital? Da por hecho que somos buenos médicos, así que ahora quiere que seamos médicos buenos, para lo que va a invertir dinero en cursos donde nos enseñen a ser amables.
No tengo claro que sea lo mejor; pero en parte estoy de acuerdo en que la mayoría de la gente quiere un médico bueno, amable, comprensivo, empático... Hay que fidelizar al cliente (ya no son pacientes, por desgracia).
Tal vez lo más triste sea que porque queremos fidelizar "clientes", ya que cliente llama a dinero, tenemos que ser buenos. Me gustaría más que tuviéramos que ser buenos porque los pacientes se lo merecen. Será cierto eso de "poderoso caballero es don dinero".

lunes, abril 05, 2010

Radiografías virtuales

Quedé pendiente de contaros lo que me pasó el otro día en la Urgencia.
Fueron dos casos similares con dos reacciones diferentes.
Niño de veinte meses que acude por fiebre de 3 días de evolución, exudado amigdalar en la garganta y en tratamiento con Amoxicilina.
Cuando les miro la garganta veo los exudados y planteo la opción más razonable: es posible que el origen de la infección sea un virus. Si el estado general del niño es bueno merece la pena esperar un poco más (uno o dos días al menos) porque es más que probable que el cuadro ceda espontáneamente.
Pero el primero de los padres (era un padre) no se quedó satisfecho. Entonces me sugirió que le hiciera pruebas. Le pregunté si le parecía bien una radiografía de tórax, a la que accedió.
Yo entiendo que está de moda el hacer intervenir a los pacientes y a los padres en las decisiones diagnósticas y terapéuticas. Pero a veces me entran dudas éticas. Aunque a priori estoy en contra de la actitud paternalista que en general (y me icluyo) tenemos los médicos, donde hay que hacer lo que nosotros dictamos.
Ya me ha ocurrido en más de una ocasión. En estos casos lo que me apetece es decirle al técnico de radiología que haga un poco el paripé, que ponga al paciente, diga eso de "no sueltes el aire" y que haga como que hace la radiografía. Incluso si hay que simular algún ruido, que lo simule. Yo ya me las arreglaría para imprimirle cualquier radiografía normal.
Pero lo cierto es que no solemos actuar así (no creo que nadie lo haga) porque en el fondo creo que no está bien ir dando radiografías de otros a distro y siniestro.
Llegó la radiografía, normal, y le expliqué al padre que ya podíamos ver que no tenía una neumonía y que se podía ir tranquilo.
Pero el padre no se iba, ni "patrás". Me pidió unos análisis. Primero empleé el argumento de que a lo mejor era hacer daño al crío de forma innecesaria. No sirvió. Y después (tonto de mí) empleé el peor de los argumentos posibles (si alguo lo ha probado alguna vez sabrá que es bien cierto lo que digo): le dije que suponía hacer un gasto econcómico sin motivo. Ahí el padre casi me revienta la cabeza (aunque sólo fuera con la mirada). No me empezó a golpear contra la pared agarrándome de los pies (era un padre robusto, os lo aseguro) por piedad, y porque tal vez todavía me quedan restos cicatriciales de mi última hazaña deportiva.
Entonces agaché la cabeza y le dije: "sí, guana, marchando análisis..." (no lo dije así, que parece que hay que aclararlo todo, pero así me sentí).
Así que tras los análisis ya pareció el padre contento. Claro que antes le había advertido (y esto si que fueron palabras textuales) que pensara que en algún momento tenía que parar. Le dije que hay muchísimas pruebas que se pueden hacer, incluida la punción lumbar, y creo que no había que agotar todas las posibilidades. El padre me dijo que con el análisis quedaba satisfecho (lo que no me dijo es qué quería que pidiera en el análisis, pero ése es uno de los poderes ya conocidos de los análisis: con que los hagas y les digas que está todo bien se van tan contentos, porque creen que todo es todo, pero todo es sólo todo lo que has pedido en el análisis).
Cuando le entregué el informe estuve a punto de ponerle (y no lo hice, claro): "Lista de enfermedades que no se descartan con estos análisis: tuberculosis, SIDA, linfoma, osteosarcoma, tumor de Wilms, fibrosis quística, enfermedad celiaca, y así hasta cincuenta, por ejemplo).
Luego vino otro niño con el mismo problema. Di la misma explicación a la madre. Pero ésta se fue contenta y agradecida.
Vaya por delante que pienso que a los padres hay que hacerles mucho caso. Pero pienso que hay límites razonables, que creo que rebasé.
No sé, ¿qué piensas tú?
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