domingo, marzo 24, 2019

Basado en hechos reales, o la realidad misma

El otro día me llegaba por Facebook esta publicación del doctor Ángel Martínez Monsalve:

 
Para el que, como yo, tenga dificultades con la letra pequeña, transcribo:

"Caso real. Es mío.
Un paciente ingresa de urgencias a las 18:35 de la tarde con un aneurisma abdominal roto, 100% de mortalidad si no se trata inmediatamente. Viene en helicóptero porque su vida está en juego, con todo el personal de urgencias preparado para subirlo a quirófano en 2 minutos de reloj, listo para ser intervenido. Es operado de urgencia; 2 cirujanos vasculares, 2 anestesistas, 2 enfermeras, 1 auxiliar y un celador trabajan en quirófano. Se emplea para salvarlo una prótesis de alta tecnología que cuesta 21.000€ en total, usando un arco radiológico y una mesa especial con un coste de 600.000€. Tras la cirugía pasará 3 días en UCI, donde intensivistas, y enfermería especializada seguirá luchando por su vida (esos 3 días de lucha ascienden a 5500€). La semana en planta de hospitalización al salir de UCI, “tan solo” requiere 21 turnos de enfermería, auxiliares y celadores, además de un cirujano pendiente 24h diarias esos 7 días (7300€). Independientemente de la anécdota económica, el resumen es que el paciente llega muriendo en un helicóptero a la puerta de urgencias y sale caminando por su propio pie una semana después...
Su comentario al ser dado de alta fue, gracias señores, pero con lo que pagamos en impuestos es vergonzoso que tengamos que compartir habitación con otros enfermos.
No contesté, ni lo haré en el futuro, no merece la pena. Lo que si tengo claro es que el problema principal en este asunto y en este país no lo tiene la sanidad, lo tenemos nosotros. Nos la vamos a cargar por ignorantes. Es lo que hay. El tiempo nos pondrá en nuestro lugar, espero". Fin de la cita.
Y me parece un buen punto de partida para hablar de gestión en pediatría. De todos los datos, quizá uno que me llama poderosamente la atención es el precio de la prótesis que se coloca: 21.000 euros. 
El precio de la vacuna contra el meningococo B (esa que no está financiada, es de unos 100 euros cada dosis. Por lo que con el precio de una prótesis como la que se puso podemos comprar 210 dosis de vacuna). Y supongo que éste es uno de los primeros problemas a los que se enfrentan los gerentes y los políticos. ¿Qué es mejor: financiar esta prótesis o la vacuna? ¿Es que acaso hay que elegir? ¿No se puede financiar ambas?
Y yo soy afortunado por no tener que tomar estas decisiones, porque entiendo que son difíciles. El problema es que el dinero no es infinito. Y no solo es importante la sanidad, también lo es la educación, la cultura... ¿Y qué hay que destinar a cada uno? ¿Quién lo decide y en base a qué?
Siempre me ha llamado poderosamente la atención el tono de voz de los que despotrican contra el gobierno (cualquiera que sea) y que sabe la solución a todos los grandes problemas.
Tengo un conocido, especialmente pesimista, que atiborra el Whatsapp de grupos con la amenaza del futuro que nos espera. Y todo, o gran parte, si es que le entiendo, porque en esto me pierdo, se debe a que en España no tenemos una verdadera democracia y tal y cual... Y una vez, se quedó perplejo cuando le contesté: pues yo creo que en España tenemos una buena sanidad. Así, sin argumentos, a bocajarro. Y entonces me di cuenta de lo difícil que es asegurar cada afirmación, y de cómo las cosas dependen muchas veces más de intuiciones que de análisis escrupulosos.

sábado, marzo 16, 2019

Gestión en pediatría

Durante 2017/2018 realicé un máster de gestión. Era completamente on line y podéis ver información aquí. Si alguien me pide consejo sobre la realización de un máster de gestión solo puedo decirle uno que no recomiendo, y es éste. La publicidad es engañosa, y es lo verdaderamente cuidado de este máster. Tiene presentaciones terribles (creo que ni el peor de los canales de YouTube logra tan poca calidad) y uno de los mayores problemas es que mis preguntas no eran contestadas. Miento: sí eran contestadas, en menos de 48 horas me llegaba una respuesta del tipo: “su pregunta ha sido enviada al autor, en breve recibirá una respuesta, o algo así”. Y el “en breve” nunca llegaba. Y si algo me parece interesante de un máster on line es que pueda favorecer la interacción. Incluso había un enlace a un foro que no existía. Cuando pregunté por ello lo siguiente que ocurrió es que desapareció ese enlace.
Para que alguien pueda encontrar esta opinión en este blog escribo ahora: opinión sobre el máster de gestión clínica del CEU. Je, je, je. A veces esto me ha funcionado. Y no es deseo de venganza, es querer ayudar a alguien que se lo esté planteando. Tal vez debería ser el título de la entrada, pero eso es ensañamiento.
Ahora bien, si te quieres gastar unos 1900 euros por unos pdfs (que están razonablemente bien escritos): ¡adelante!
Después de terminar el máster he aprendido algunas cosas. No todo lo que me habría gustado, pero sí que algunas cosas.
Me gustaría compartirlas, y lo voy a hacer semanalmente (hay que ir pensando una manera de poder escribir con tanta asiduidad) ya que necesito material para mantener vivo el blog.
De momento mi hermano está cumpliendo su palabra, y nos hemos apostado una cena (y ha quedado plasmado en el comentario de la entrada anterior, que pagará el primero que pase dos semanas sin escribir.
Sé que él lo tiene fácil, pues es bueno haciendo relatos cortos, así que cuando el cerebro no le dé probablemente utilice este recurso. Lo acepto.

sábado, marzo 09, 2019

De residente a jefe de servicio

Puede sonar algo ostentosa esta entrada. Y tal vez lo sea; pero como el lector se habrá quedado un poco perdido con tanta escasez de contenido quiero que pueda retomar el blog sin dificultad
Mi vida laboral, muy resumidamente, ha sido:
- Hice la residencia en el hospital Severo Ochoa de Leganés. La recuerdo como una época de muchas guardias y cansancio. Aprendí, tal vez más a golpes que con una formación reglada. Me pasó como en el colegio: tuve grandes maestros, y otros con los que no encajé (buenos maestros, supongo, pero de los que no conseguí aprender). Y también estuvo llena de ilusión y unos compañeros residentes excelentes, con los que tenemos pendiente una cena, que parece imposible.
- Después trabajé como pediatra de centro de salud durante unos cuatro años. Allí aprendí mucho, comencé este blog y el de casos clínicos; pero  llegué a quemarme por la ingente cantidad de pacientes que tenía que ver, y las frecuentes diferencias entre lo que pensaban los padres y lo que me parecía a mí bueno para sus hijos (en relación con los antibióticos, los mucolíticos, los antitusígenos...)
Entonces un día recibí una llamada de un compañero de residencia, que necesitaban un neonatólogo para el hospital de Valdemoro.
- Y allí que me fui. Estuve otros cuatro años en Valdemoro. Lo recuerdo como el periodo más feliz de mi vida laboral. Tuve unos compañeros formidables. Hacía muchas guardias (6 al mes), algunas muy duras; pero no me alcanzó el desaliento. Recuerdo una conversación con el jefe que me preguntó cómo me veía en unos años. Yo le respondí que me veía acabando mi vida laboral allí (sí que debía de estar bien).
- Pero hete aquí que abrieron un nuevo hospital en Móstoles: el hospital Rey Juan Carlos, que pertenecía a la misma empresa. Mi mejor amigo y compañero, Iván Carabaño, fue elegido para ser el jefe de servicio, y quiso que yo me fuera para allá como responsable del servicio de neonatología. Y por supuesto, acepté de buen grado. Aunque no tenía muy claro que abandonar un sitio en el que me sentía plenamente feliz (dentro de un orden, claro) fuera buena idea.
Paréntesis:
La vida pasa muy deprisa, y muchas veces recuerdo con viveza el pasado. Recuerdo que siendo residente una vez me dije: "nunca en mi vida seré jefe". Y no lo dije a voleo. Durante la residencia pude observar cómo los jefes de servicio me parecían seres faltos de felicidad; y lo veía como una consecuencia lógica del estrés al que estaban sometidos.
Y nunca lo he olvidado. Por eso cuando me pidió ir de responsable de "neo" me pareció muy distinto a ser jefe. Y tal vez por eso acepté.
Fin del paréntesis.
Y empezamos, con mucha ilusión y con muchos batacazos. Recuerdo durante los primeros meses que nos preguntábamos con relativa frecuencia: "¿Por qué no nos habremos quedado en Valdemoro...?
Y abrieron un nuevo hospital en Villalba, y mi jefe se quedó con las dos jefaturas. Entonces necesitaba un jefe asociado en Rey Juan Carlos. Y así es como, sin planearlo ni quererlo llegué a jefe: jefe asociado. Me siento como los políticos cutres que hacen promesas que no cumplen. Soy un estafador de mí mismo.
Pero lo "peor" estaba por llegar. Iván Carabaño sacó una plaza en el hospital público Doce de Octubre, y para allá que se marchó. No os voy a contar el desgarro que supuso para mí. A pesar de que el comentario de su madre no deja de ser gracioso: "Gonzalo estará encantado, ahora va a ser jefe".
Reconozco que no me hacía especial ilusión convertirme en jefe de servicio. Había visto cómo también Iván había perdido parte de esa felicidad que acompaña a la jefatura, consecuencia del estrés. Sinceramente prefería actuar siempre desde un segundo plano. Pero acepté la sucesión.
Y aquí me veo. De jefe de servicio del servicio de Pediatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles. Un puesto que, a pesar de no haber deseado, he aceptado con ilusión y con deseo de hacerlo lo mejor posible.
Ya hace mucho tiempo escuché a una persona que comentó en voz alta: "un jefe, con no molestar ya hace suficiente". Y, aunque no suena especialmente ambicioso, creo que no es tontería.
En ocasiones he visto alguno de esos vídeos que hablan de salir de la zona de confort. Y siempre he pensado que es una gran tontería. Nada mejor que el confort, que asocio con la contemplación de una mar tranquilo, rodeado de mis seres queridos, sin más sobresalto que el de la salpicadura que alguno de mis hijos puede provocar al chapotear en la orilla.
Pero comienzo esta nueva aventura, y espero que sea emocionante.

sábado, marzo 02, 2019

Vuelvo a escribir

Ja, ja, ja. Ayer me sorprendí leyendo una entrada del blog de mi hermano, que estaba completamente abandonado. Y pensé: si él puede, yo puedo. Así que, después de casi un año retomo el blog.
Pienso que nadie ya lee blogs, y creo que fue una de las razones de abandonarlo.
Después he visto que he sido muy perseverante: desde 2006 ni un año sin dejar de escribir. Bien es cierto que en 2014 y 2017 solo hubo una entrada (y no fue adrede, no fue para cumplir el expediente, fue pura casualidad).
Yo también me voy a hacer un propósito: el de escribir semanalmente. Mi intención es hacerlo viernes o sábados, que creo que es más fácil sacar un hueco.
Y, ¿de qué escribiré? Lo siento: os hablaré de mi vida, de mis victorias y mis derrotas, del trabajo, de mis aficiones, de la vida universitaria, hospitalaria...
Acabo de revisar un poco qué ha ocurrido hasta ahora con el blog. Veo que existen 204 entradas, con un número de visualizaciones muy dispar: desde 11visualizaciones una entrada que se titula "interpretando radiografías" (que lo mismo ahora deja de ser el farolillo rojo, debido a esta entrada), hasta "caso clínico para padres" con más de 11.000 visitas (curiosa coincidencia esto del número 11).
Y luego hay varias que tienen 0 visitas, pero es que me he dado cuenta de que nunca llegué a publicarlas, se quedaron en estado de borrador. ¿Y si fueran esas las que estaban destinadas a triunfar y cambiar la humanidad? Siempre lo he pensado con los artistas: quizá los mejores cuadros nunca fueron vistos, ni las mejores canciones escuchadas.
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