viernes, junio 08, 2012

No todos los pediatras son iguales

Perdón por escribir tanto. Ya sé que todos estamos líados hasta más no poder, y encima hay que estar al día del facebook, el twitter y los blogs; y vengo yo, que me había propuesto escribir poco, con dos entradas en apenas tres días.
Pero es que no me he aguantado. Acabo de llegar de la tesorería de la seguridad social, donde estuve hace unos días, y de la que dejé constancia en esta entrada.
Iba de mal humor, porque como ya había estado otra vez, considero que injustamente he tenido que reincidir.
Pero han ocurrido varias cosas. La primera, que estando yo malhumorado, he visto cómo mi gesto (de ceño fruncido, rostro apagado y mirada de desconfianza) era compartido por la gran parte de ciudadanos que habitábamos el noble lugar. Pero de pronto veo cómo una señora (bueno, con esa edad entre señorita y señora, que uno no sabe bien cómo decir) estaba con su móvil, riéndose, supongo que con algún entretenido "whatsapeo". Y yo llevaba mi libro titulado The Seven Habits of Highly Effective People. Y entonces todo ha cuadrado. En la parte que estaba leyendo habla de que hay que ser proactivos (no sé cómo se dirá en español, lo siento). Significa que somos dueños de nuestras vidas. Que no somos el resultado de las condiciones externas. Y una imagen lo ha plasmado: una señora/señorita lo estaba pasando bien mientras el resto estábamos enfurruñados, maldiciendo en nuestro fuero interno la burocracia, pensando que no nos extraña que nos vaya así la vida con tanto incompetente, etc, etc.
Entonces se me ha ajustado un cable en la cabeza y me he dicho: pero si no me podía encontrar en una mejor que ésta. Tengo un buen libro, buena música (había sido previsor) así que voy a disfrutar de este momento de paz, sin prisas (porque no las tenía), recordando que uno de mis mayores placeres en la juventud era leer un libro al son de la buena música.
Y he pasado de estar enfurruñado a estar contento.
Tras una hora de espera (que se me ha hecho corta) ha llegado mi turno.
Debido a mi fracaso anterior yo iba bien preparado: llevaba fotocopia de todos los documentos habidos y por haber. Hasta llevaba el libro de familia (original y fotocopia) por si al funcionario le daba por ser pedigüeño. Y os aseguro que he estado a un tris de llevar el documento de matrimonio.
Cuál ha sido mi sorpresa al ver que esta vez no me han pedido el documento de identificación de la empleada (que fue lo que me mandó a casita la última vez). Y curiosamente es cierto que en teoría no hacía falta ese documento; pero en su día topé con una funcionaria inepta que actuó con ineptitud. Y me ha llevado a la reflexión de lo importante que es que todos hagamos nuestro trabajo lo mejor posible, y que efectivamente no todos los pediatras son iguales. Y que en este mundo globalizado si a mi hijo de doce meses le mandan antibiótico por una faringitis tal vez se una actitud más que cuestionable, porque hay acceso a nuestras recomendaciones en esta patología.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!
Bueno llegué aquí buscando en google lo de "tos con pollos" jejej y mira por donde acabé aquí,y lejos de hallar una solución a mi padecimiento (la tos con pollos) me encuentro leyendo algunas entradas, riéndome,reflexionando..y olvidándome de la tos por un momento..
Y eso,solo quería saludar y decirte (te puedo tutear?) que es verdad eso q dices que si cada uno hiciera su trabajo lo mejor que puede,todo iría mejor..
Ojala te vaya muy bien con el nuevo "queso"..que siga oliendo bien de principio a fin
Un saludo.

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