domingo, junio 07, 2009

Inspirado en hechos reales

Juan y Manuel son iguales. Bueno, iguales no, parecidos. Bueno: no tan parecidos.
Juan es aparentemente normal, y Manuel es tonto. Bueno, no tonto: retrasado, aunque todavía no ha podido demostrarlo. Tiene síndrome de Down.
Dentro del útero todo es calma, aunque Manuel parece un poco caprichoso, y se pasa el día de aquí para allá, sin ninguna finalidad. Juan tiene ganas de decirle que parece tonto; pero por una parte no sabe hablar, por otro lado está todo tan oscuro que sólo nota sus vaivenes y no es capaz de ver que su hermano es retrasado. Y claro, si le viera nunca diría que parece tonto. Además tiempo habrá para que la vida le enseñe que su hermano para nada es tonto. Porque digan lo que digan: su hermano es el mejor hermano del mundo.
Pero Juan y Manuel no saben que fuera de este mundo estamos los listos, los que hemos terminado alguna carrera, los que tomamos decisiones importantes, aunque difíciles.
Y se ha tomado una decisión de mutuo acuerdo (no entre Juan y Manuel, claro, sino entre médico y paciente): es mejor matar a Manuel dentro del útero y que no viva. Supongo que para que no sufra, aunque Juan le iba a querer mucho. No es tarea difícil, se le estrangula el cordón umbilical y se muere, porque Manuel aguanta muy poco debajo del agua sin respirar.
Pero a Juan no le ha gustado la idea, y echa de menos los vaivenes de su hermano. Ha llorado tanto que sus lágrimas han inflado su bolsa amniótica hasta reventarla, y ha nacido antes de tiempo.
Ha vivido poco. Ha sufrido mucho. En pocos días Juan también se muere.
Los médicos creen que ha muerto por su prematuridad, pero Juan sabe que están equivocados: porque Juan se ha muerto de pena.

8 comentarios:

Elisa A.R. dijo...

Si supieras la tristeza que me ha provocado leer tu post, me ha parecido tan injusto!!. Hace tiempo que en casa tenemos el sitio preparado para Juan, Manuel, Pedro, Ana, Rosa... para todos los niños que quieran venir sin ponerles condición alguna, pero por algún extraño motivo no se animan a hacerlo. Sin embargo en otro lugar alguien se permite el lujo de rechazarlos porque no son guapos, listos ni perfectos...
Qué penita me ha dado leerte hoy, Gonzalo, pero gracias por compartir la historia, me hace pensar que la vida es dura pero al menos yo tengo la oportunidad de disfrutarla... Y ningún derecho a sentirme triste por ello.
Un abrazo.

cristobal dijo...

Gonzalo, muchas gracias por este post.

Sí, mucho "listo" aquí fuera. O que se considera como tal.

Un abrazo

Cristóbal

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=a-xbdX1dl2c

los invito a ver el enlace

saludos

MC Rodrigo

Noname dijo...

También es cierto que Juan no sabe que el día que sus padres falten... quien se hará cargo de Manuel?

Y que hay de el problema económico que supondrá para sus padres??

Quizás ya no puedan permitirse traer al mundo más hermanitos...

Por otro lado... dudo que Juan pueda sentir pena ni nada que se le asemeje...

:S

Gonzalo dijo...

Precisamente por eso le mataron, Odiun, para que no sufriera.
Y es verdad que Juan no puede sentir pena, y lo que es peor: jamás podrá sentirla (la infección provocada por la intervención dio lugar a su parto prematuro)

Héctor dijo...

Hola Gonzalo.

Nuevamente me alegra leer tu blog, aunque en esta ocasión el post es bastante triste. Y polémico: has metido el dedo en la llaga, has sido políticamente incorrecto (aunque tengas más razón que un santo)y probablemente lluevan críticas a este post.

Hemos creado un monstruo opulento, una sociedad que quiere la perfección (aunque luego ella misma está muy lejos de dicha perfección) en todo, incluso quiere "niños perfectos" y quienes no cumplen esos criterios de perfección son eliminados. Hasta ahora prenatalmente, pero tiemblo al pensar lo que podría suceder en un futuro con esta mentalidad (que por cierto, como todos sabemos no es nueva). Quizá no sobren tontos, lo que sobran son muchos "listos".

Te acusarán de sentimentaloide, pero luego ellos mismos invocarán también criterios sentimentales para justificarse. "Es que se hace por el bien del niño, para que no sufra" (pocos niños conozco con Síndrome de Down que lleven existencias llenas de sufrimiento), o como dice Oidun "¿Quién se va a ocupar de él cuando sus padres no estén?" (cuando resulta que con una adecuada atención temprana la mayoría de las personas con síndrome de Down son capaces de cuidar de sí mismos, a ver si borramos de una vez los estereotipos). La de cosas positivas que se lograrían con un poco de buena voluntad y con esfuerzo en estos casos. Pero claro, es más cómodo, fácil y barato eliminar el "problema" eliminando a quien lo sufre.

Un abrazo.

PS: Juan puede que no sintiera esa pena, ni llegará nunca a sentirla, pero muchos aquí fuera sí la sentimos.

cecilia dijo...

Gonzalo, la verdad es una historia que me tocó el corazón, quien se cree con el derecho de decidir si un niño podra alguna vez escuchar un cuento, tener amigos, sentir el sol en su piel, quien puede tener esa clase desapego a un regalo de Dios tan hermoso como es un hijo, no lo entiendo, y me duele que existan tantos "listos", por ahi creyendose superiores, y con la posibilidad de decidir... Soy de Argentina y desde hoy una amiga.-

Luis y Mª Jesús dijo...

Asistí al entierro de un niño deforme que no podía hablar ni hacer casi nada, vivió casi 20 años, unos de los asistentes comentó que morir pronto era lo mejor que podía haber sucedido a la familia ya que habían tenido la desgracia de que naciera, pero uno de los hermanos se volvió indignado y explicó a aquel hombre que la convivencia con su hermano, el adivinar su sonrisa cuando el hacía bobadas, acariciar su cabeza cuando estaba triste... era lo mejor que le había sucedido en su vida.
Gracias por tu entrada
María Jesús

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