Hoy tras la guardia, como de costumbre, he bajado a desayunar a la cafetería. Como siempre, quizás por mi resistencia a pasar al otro lado (complejo de Peter Pan, o algo así), he desayunado con los residentes.
Parece que últimamente alguien quiere convencernos de que hombres y mujeres somos iguales. Y una cosa es que tengamos los mismos derechos, y otra muy distinta es que seamos iguales.
En la cafetería hemos tenido lo que podría considerarse una conversación sobre intenciones. "Y es que la adjunta me dijo esto, pero en el fondo quería decirme esto otro, y por la espalda a fulanita le ofreció este trabajo, pero si me quiere decir algo que me lo diga a la cara, porque yo pienso que si no se lo dijo a menganita es porque fulanita se podía sentir ofendida, y bla, bla, bla". Lo más sorprendente de todo, es que probablemente estén en lo cierto.
Como espectador pensaba: ¡Uf! Qué descanso para mi mente no tener que hacer tantas interpretaciones (además lo reconozco: mi mente no da para tanto).
Tal vez todo sea una farsa. Quizá ellas piensan así para que nosotros pensemos que cuando no estamos pensarán que hemos pensado otra cosa... (¡Vaya! Ya me estoy contagiando...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario